lunes, 10 de mayo de 2010

A la conquista del Turismo


Voy a ingresar una breve columna que originalmente había publicado en un conocido pasquín electrónico y que dada la cantidad de comentarios que se hicieron al respecto, lo vuelvo a noticiar con algunas modificaciones y con la tranquilidad de que no voy a tener que responderle a nadie.

Puse en discusión durante el verano uno de los derechos elementales que tienen los nacidos en este país que es el de poder ingresar a todo el territorio chileno, sean ríos, lagos o playas, pero que se esfuma a costa de los enormes complejos turísticos que se han construido el último tiempo en paisajes de ensueño y nos impiden ingresar a estos recintos privados durante todo el año.

Esto se repite a lo largo de Chile. Aunque muchos de estos espacios cuentan con accesos especiales al público en general (para cumplir la ley), lo cierto es que los mega edificios y las construcciones (dicho sea de paso muchas veces no respetan el entorno del lugar) se han apoderado de un terreno privilegiado y que solo es posible acceder pagando o costeando lo que se denomina el “paquete turístico”.

Por su parte SERNATUR y BIENES, cada inicio de temporada estival intenta hacer garantizar y apoyar el desarrollo del potencial turístico que el país posee y a la vez certificar el acceso libre y soberano a toda esta tierra para quienes nacimos en ella. Sabemos que esas son lógicas distintas. Por una parte controlar todo el territorio y por el otro hacerlo libre.

No es de extrañar que nuevos conceptos de turismo salud o ecológico, ubicados en sitios de excelencia como las Torres del Paine o San Pedro de Atacama pertenecen a firmas privadas e incluso extranjeras, que un chileno promedio como yo no podrá disfrutar.

Recuerdo que turistear por los lugares más hermosos de Chile, dónde solo se llega a costa del pesado esfuerzo de cargar una mochila de las que cuelgan jarrones, té-teras y zapatos, “no es un derecho, sino un privilegio” y eso está reflejado en quienes no tienen la oportunidad de viajar por el país.

Mi anécdota durante el 2005 fue cuando tuve el privilegio de recorrer todo el parque Pumalín del conocido empresario y ecologista Douglas Tompkins. Al ingresar al parque, los principales folletos con referencia a los circuitos turístico que debía realizar el visitante se leía la gran leyenda “tu visita no es un derecho, sino un privilegio”.

Realmente me parece un atentado. Esta bien, muchos estamos de acuerdo que si dejamos a cualquier visitante ingresar, sin conciencia del patrimonio del lugar, pudiéramos lamentar un atentado por la explosión de turistas que no son pocos. Pero como se lee en el camino “el que no conoce los bosque de Chile no conoce el Universo”, y conocer el universo debería ser un derecho.

Y así cada ves que planeo ir a mochilear pienso en aquel lugar que ni siquiera sale en el mapa, pero para mi sorpresa ya no es tan así, ya parece que todo está conquistado, legislado en materia turística.

……continuara en verano.

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